Subscriu-te a la newsletter


22@NETWORK BCN COLABORA CON LA VANGUARDIA: ¿OPORTUNIDAD PERDIDA? BARCELONA ENCALLA EN SU SALTO ADELANTE

Irene Codina Altarriba,

La región metropolitana acumula tareas sin resolver, con nuevos desafíos en el terreno climático y energético

Faro del Mediterráneo y urbe de alcance global. Entre el anhelo y la realidad, Barcelona y su región metropolitana arrastran tareas pendientes para cumplir el sueño. A necesidades tradicionales como liquidar infraestructuras eternizadas o líos de movilidad se le suman ahora la posibilidad de crisis hídricas y energéticas, como ha demostrado el último año. Con la amenaza de una pérdida de influencia y potencial, dar un salto adelante es cada vez más urgente para evitar un enquistamiento de los problemas, alerta un informe del Public-Private Sector Research Center (PPSRC, del IESE) con la visión de 19 think tanks y organizaciones con impacto en la ciudad, buscando llegar a los programas de las elecciones.

Ni todo está perdido ni todo es perfecto. El estudio identifica necesidad de retoques en el modelo económico, industrial, energético y formativo. Sin olvidar el frente habitacional, medioambiental y la movilidad. Son temas conocidos, repetidos en informes anteriores. Por eso se concluye que Barcelona peca de mirada cortoplacista. “Falta visión a largo plazo, de proyecto de ciudad. La polarización partidista impide la resolución de los problemas y el consenso, paraliza”, dice Xavier Vives, catedrático del IESE y director del PPSRC. La pugna y cambios de color implican “sobrepolitizar decisiones”. Por ejemplo, con idas y vueltas con la ampliación del aeropuerto, que tiene apoyo mayoritario para su crecimiento entre los encuestados.

Con sus 164 municipios y 5 millones de habitantes, la región es la séptima potencia continental por PI

Justamente la movilidad sería uno de los temas más urgentes. “Tanto en Barcelona, en su conurbación e internacionalmente”, dice Vives. Los cuellos de botella en el tráfico, los problemas y falta de inversión en Rodalies y el retraso en La Sagrera, la L9 de metro, la L8 de FGC, la B-40 o el corredor mediterráneo sirven como muestras. La solución que se propone es fomentar la intermodalidad –conexión de metro, tren, accesos, carreteras...–, pero es difícil si hay déficit de gobernanza y no se logra siquiera “la cooperación interinstitucional en el ámbito municipal y metropolitano”, plantean desde Barcelona Global en el informe.

El enquistamiento acaba empapando todo. Faltan líderes y estabilidad en las políticas públicas, se detalla, claves para el cambio de modelo económico que se avecina en la región. Hoy la vista está en las externalidades negativas del turismo, “que apenas se compensan” con el aporte a la economía, señalan desde FemCAT. Pero no todo es reorientar el turismo o regular la masificación: hay una transformación obligada de la industria. En el motor, por ejemplo, con la electrificación de Seat y la partida de Nissan. “Para no perder el tren del coche eléctrico hace falta mucha coordinación público-privada”, señala Vives. De rebote, con más coches eléctricos por las calles se reduciría el ruido y la polución. Pero las dudas por el Perte y el plan para sustituir a Nissan retratan que falta camino.

Lo ideal es pivotar a una economía basada en el talento y el conocimiento, se defiende. Aunque siguen llegando empresas internacionales como Cisco, Intel, Rovio, AstraZeneca o Ypsomed en los últimos tiempos, también hay cosas a resolver, como menos burocracia para crear y traer firmas. Otro frente es la gestión del talento, cada vez más notorio. La desconexión entre lo que quieren las empresas y lo que enseñan los centros hace que el talento sea más escaso y por consiguiente caro. “No formamos tanto como requieren las empresas, se encarece el coste y acaban por desplazarse a otras ciudades”, comenta Enric Urreta, presidente de 22@Network Barcelona. “La FP es un agujero negro en muchos aspectos, depende de muchos factores y administraciones. La transferencia de la tecnología (I+D) a la empresa también se ha encallado”, agrega Vives. Además se pide una ciudad más políglota, que integre más al que viene de fuera, con menos papeleo, mejor fiscalidad y más igualdad.

Más allá, el modelo necesita diversificarse. Se apunta a la smart city, la economía verde (basada en la sostenibilidad, como en lo alimentario) y la azul (mirada al mar). Se llama a aprovechar mejor el puerto, con un futuro también descarbonizado y que potencie el turista de cruceros, “que hace un gasto considerablemente superior”, plantean desde el Port de Barcelona. La conexión con el corredor mediterráneo lo pondría en la Nueva Ruta de la Seda. “Con mirada internacional, la región será internacional. Con mirada de provincia, será eso”, remacha uno de los participantes. “Hay que tener ejes de diferenciación. Puerto, aeropuerto, turismo y smart city (con industria 4.0) pueden hacer que se acometa el futuro”, señala Carlos Puig de Travy, decano del Col·legi d’Economistes.

Menos económico, pero prioritario y repetido, es buscar un modelo de ejes verdes y supermanzanas que contenten a todos, más espacios verdes, atacar la inseguridad, la calidad del aire o la vivienda social.

Hasta ahí lo más o menos conocido. Porque hay más amenazas, nuevas. Sin gestión correcta se puede acabar en una crisis hídrica de “magnitudes desastrosas”. Algo que de momento no se ha da por las desalinizadoras, aunque a finales de año ya se activaron las alarmas por la sequía. Entre las medidas propuestas, el uso de los techos para recuperar el agua.

El otro frente es el energético. La guerra ha demostrado la volatilidad de los costes. La industria ha visto disparados los suyos y los conductores más de lo mismo con los carburantes. Hay que reducir la dependencia fósil: solo el 20% de la energía consumida en la ciudad viene de renovables, según se cita en el informe. Como medidas concretas, electrificar la movilidad, potenciar el autoconsumo, instalaciones en pequeños huertos y crecer en solar, eólica, biomasa e hidráulica reversible, que no se están aprovechando. Impulsar la descarbonización de la energía, con más renovables. Un proceso que “se vislumbra lento”. “Vamos retrasados”, reconoce Vives, algo que se repite a nivel autonómico.

Las soluciones parciales o erróneas en los distintos puntos pesan. “No hay ilusiones ni proyectos colectivos”, lanzan desde el centro tecnológico Eurecat. “Muchos de los problemas solo tienen resolución a escala metropolitana. No se logra cooperación y es fundamental”, critica Vives. “La ciudad necesita el área y la región metropolitana. Ir todos juntos”, incide Puig de Travy. Y evaluar las repercusiones de sus decisiones, añade, porque siempre existirá un gap entre lo que se tiene y lo que exige la ciudadanía.

Problemas hay, pero se siguen captando empresas y eventos de primer nivel. El Mobile World Congress, el ISE, la Copa del América... “Hay que venderse mejor, capitalizar logros. Hemos caído en una especie de pesimismo”, cree Urreta. “Se corre el riesgo de potencial perdido. Falta proyecto a largo plazo y no se resuelven problemas anteriores”, resume Vives.

En el informe han participado la Associació Catalana d’Entitats de Recerca; 22@Network; Barcelona Futur; Barcelona Global; Barcelona-Catalunya Centre Logístic; Centres de Recerca de Catalunya; el Col·legi d’Enginyers de Camins, Canals i Ports; el Col·legi d’Economistes; el Col·legi d’Enginyers Industrials; Eurecat; Fundació FemCAT; Fira de Barcelona; Fundació BEST; Institut de Salut Global de Barcelona; Port de Barcelona; RACC; UAB, UB y UPC.

Comentaris


Per comentar, si us plau inicia sessió o crea't un compte
Modificar cookies